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sábado, 6 de diciembre de 2008

Secuencia Didáctica 5/6

Asignatura: Ciencia, Tecnología, Sociedad y Valores III

Semestre: V

Tema integrador: Sociedad

Vía de acceso: Relación y convivencia internacional

Concepto fundamental: Historicidad

Concepto subsidiario: Hechos históricos

Propósito: El alumno conocerá las distintas formas de relaciones y convivencia internacional en los que participaron el México Colonial y en la época del Porfiriato.


APERTURA
1. En forma individual el alumno realizará una síntesis histórica por la época colonial al porfiriato.

La importancia del periodo colonial es determinante tanto para la historia de nuestro país como nación independiente como para la historia de todo Occidente, ya que, a partir de ese momento, América entró a formar parte del mundo que hasta entonces conocían los europeos.

La Época Colonial duró 300 años. Abarca desde la caída de Tenochtitlan en 1521 hasta la consumación de la Independencia en 1821. Durante este periodo los españoles dominaron nuestro territorio y lo llamaron Nueva España.

La economía se estableció en el sistema de la encomienda que consistía en dejar a cargo de un español un grupo de indígenas para que trabajaran las tierras (del español) y le entregaran tributo; a cambio, el español debía cuidarlos y enseñarles la religión católica. La minería fue la actividad económica más importante de la Nueva España.

La religión católica ganó nuevos e importantes territorios, cambió el lenguaje, la traza de las ciudades, las manifestaciones culturales y artísticas y se inició el mestizaje o sincretismo, es decir la mezcla entre los conquistadores y los conquistados, combinación que definió el carácter actual que tienen hoy todas las naciones llamadas latino o hispanoamericanas.

No menos importante fue, por supuesto, el arte y la cultura en la Colonia que en cada siglo XVI, XVII y XVIII tuvo manifestaciones particulares, la vida cotidiana y el surgimiento del criollismo, de donde salió el conjunto de hombres que, finalmente, habrían de terminar con la Colonia y con la dependencia que, de España, tenía México antes de llamarse como hoy se llama.


Se llama Porfiriato al periodo de la historia de México, comprendido entre 1876 y 1911, durante el cual el país estuvo gobernado por el general Porfirio Díaz. Este ejerció una dictadura modernizadora y propició un gran crecimiento económico.


Díaz, que derrocó a Sebastián Lerdo de Tejada, continuó la reforma liberal y anticlerical de Benito Juárez, restauró el orden e implantó la paz interior, atrayendo a los personajes más importantes e influyentes y consolidando un sistema que se basaba en las relaciones personales y en la fuerza militar. No obstante, bajo su gobierno estallaron numerosos conflictos.


Desempeñaron un importante papel en la dictadura porfiriana un grupo de intelectuales y profesionales, los llamados científicos, que veían el porfiriato como instrumento necesario para la modernización y la democracia. El gobierno de Díaz, mezcla de progresismo y conservadurismo, se caracterizó por sus contradicciones. Aunque su lema era 'sufragio efectivo, no reelección', llegó a ser reelegido en siete ocasiones, abandonó muchas de sus propuestas iniciales y obtuvo el apoyo de la Iglesia y los terratenientes.

Bajo la dictadura porfiriana, México consiguió un importante progreso económico, apoyado en gran medida por el alto crecimiento de población que experimentó el país en esas décadas. Aumentaron los latifundios a costa de las tierras de las comunidades indígenas, la desamortización de los bienes eclesiásticos y las tierras baldías. Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle. Se favoreció la llegada e inversión de capital extranjero. El Estado no intervenía en los conflictos obreros, dejando libertad de acción a los patronos. Se pagaban salarios bajos, lo que evitaba la llegada de inmigrantes y favorecía el empleo de mano de obra nacional y una alta rentabilidad. Y con ese capital extranjero se financiaba el programa de progreso, la construcción y expansión de la red de ferrocarriles concedidos a las compañías extranjeras y el desarrollo de la minería de plata.

En los primeros años del siglo XX, el gobierno de Porfirio Díaz se fue debilitando, tenía poca credibilidad y muchos opositores. Se recrudecieron los actos de represalia contra campesinos y trabajadores, como las matanzas de Río Blanco (1905) y Cananea (1906) y poco después el Partido Liberal Mexicano, bajo el liderazgo de los hermanos Flores Magón, publicaba un manifiesto de 28 puntos, considerado el antecedente inmediato del levantamiento popular. En 1908, Francisco I. Madero, hijo de un rico industrial y latifundista, publicó un libro que pronto se hizo famoso, La sucesión presidencial en 1910, en el que condenaba el militarismo, rendía culto a la Constitución de 1857 y llamaba a la ciudadanía a organizarse de cara a las próximas elecciones políticas. Madero organizó el Partido Antirreeleccionista, se entrevistó con Díaz y tras las elecciones, que volvió a ganar fraudulentamente el dictador, en julio de 1910 lanzó el llamado Plan de San Luís, en el que se reivindicaban, entre otras cosas, la devolución de las tierras a los campesinos y el 'sufragio efectivo, no reelección', tan esgrimido por el propio Díaz en época anterior.


El 20 de noviembre de 1910, siguiendo la llamada de Madero, se iniciaba la Revolución Mexicana, que acabaría con el porfiriato después de un breve pero intenso enfrentamiento político y militar. El 25 de mayo de 1911, la Cámara de Diputados recibió la renuncia formal a la presidencia de la República del general Porfirio Díaz. Esa misma noche salía rumbo a Veracruz, donde se embarcó con destino a Europa.


2. Integracion de equipos.
Se mantiene el mismo equipo de la secuencia 4:
  • López Quiroz Sandy
  • Marcial Saldivar Judith del Carmen
  • Martinez Escribano Osvaldo
  • Meza Perez Angela Karina
  • Pérez Sanchez Elizabeth
  • Vázques Gonzales Jesus

3. De la sintesis de cada alumno recopilar informacion para elaborar una por equipo.

http://www.mediafire.com/?07zuedmtzym


4. Exposición de las sintesis elaboradas por equipo ante el grupo.


5. Investigación individual en bibliografia sugerida por el facilitador sobre los temas relaciones y convivencia internacional durante la colonia y el porfiriato.

La Colonia

Desde los inicios de la Colonia, España estableció un rígido monopolio comercial, prohibiendo el intercambio entre las colonias. Se denegó el comercio directo entre España y Filipinas, entre Perú y la Nueva España, y entre España y Buenos Aires. Para su control, destinó el puerto fluvial de Sevilla, levantó la Casa de Contratación, encargada de controlar transacciones, suministros e inmigración entre España y las tierras transoceánicas descubiertas. En la Nueva España, el único puerto autorizado para comerciar con España era Veracruz.


En 1522, Hernán Cortés ordenó la construcción del camino de Tenochtitlan a Veracruz que lo iba a comunicar con Europa; este camino fue el primero en transformares en carretera en 1531, cuando Sebastián de Aparicio usó por primera vez en la Nueva España las carretas tiradas por bueyes. Por esta vía llegaron de España la cultura, el gobierno, los misioneros, la imprenta y una gran variedad de productos. Hacia 1540, cien recuas de mulas podían transitar a lo largo del camino, entre Veracruz y la capital.


Las rutas más importantes dentro del Valle de México fueron en su gran mayoría las mismas de los tiempos prehispánicos pero, con los intereses comerciales de los españoles, se multiplicaron los caminos vecinales, los tributarios y los de grandes peregrinaciones religiosas. En cuanto hubo bestias suficientes, los caminos se convertían de a pie a herradura y de esa manera la arriería fue cobrando mayor importancia. Durante la Colonia fue el medio principal de transporte y coadyuvó a desarrollar la agricultura, el comercio y la incipiente industria.


El virrey Antonio de Mendoza ordenó la construcción de importantes caminos, entre ellos, el que va de México a Acapulco, ya que este puerto era el único del Pacífico autorizado a comerciar con las Filipinas. Por ese camino entraban al país, productores como seda cruda, floja y torcida, tejidos de seda, telas finas de algodón, almizcle, ámbar, incienso para usos religiosos, perlas, mueblas finos y especias, entre otros. Algunos de los productos que la Nueva España enviaba, eran objetos de metal y una gran variedad de telas.


Los caminos que se abrieron a lo ancho y largo del territorio nacional durante la Colonia, estaban auspiciados por el sistema de consulados, establecidos al concluir la conquista, los cuales tenían a su cargo la construcción y conservación de caminos, arbitrándose los fondos necesarios por medio de los derechos de avería que agravaban las mercancías de importación, así como con lo recabado por concepto del peaje que se exigía a los usuarios de los caminos desde 1574.


Por la red de caminos novohispana llegaban a México minerales, pieles, granos y productos agrícolas del Norte, cerdos de Apan, Calpulalpan, Toluca y de la región michoacana; trigo de Atlixco y Tehuacán; maíz de Toluca, Tepeaca, Ixtlahuaca y Metepec; azúcar de Cuernavaca y de Izúcar, e índogo de Michoacán. En el siglo XVII tres mil mulas entraban diariamente a la capital cargadas de mercancías.


El Porfiriato
A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el Presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional. De las naciones europeas que había firmado la convención de Londres – por la cual se originó la guerra de intervención- y con la que México había roto relaciones diplomáticas-, Gran Bretaña fue la ultima en reconocer al gobierno de Díaz (1884). España lo otorgo el mismo año en que el general oaxaqueño asumió la presidencia, 1877, y Francia lo hizo en 1880.


Para el logro de sus objetivos en política exterior, el Presidente Díaz contó con la colaboración de políticos expertos que se habían forjado en las últimas décadas. Las dos figuras más importantes, fueron sin duda, Matías Romero e Ignacio Mariscal. El primero, quien se desempeñó como Ministro de México en Washington de 1882 a 1898, logró generar una política bilateral con los Estados Unidos aprovechando las oportunidades comerciales que se abrían. Mariscal, quien se desempeñó por casi treinta años como Secretario de Relaciones de 1880 a 1910; su experiencia como ministro en Washington y Londres le permitió gestar una política exterior que mirara lo mismo allende al Bravo que allende al Atlántico.

En abril de 1878, Estados Unidos reconoció el gobierno del presidente Díaz. Con la modificación de una serie de leyes México abrió sus puertas a la inversión extranjera.
La respuesta del exterior no se hizo esperar: un gran flujo de capital y tecnología surgió de las concesiones que el gobierno mexicano otorgó a inversionistas extranjeros en forma de tasas de ganancias garantizadas, exenciones de impuestos y reformas fiscales benéficas para los inversionistas.

Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y –mediante conexiones – se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.

Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle.

No obstante, la importancia de los capitales norteamericanos para el proyecto modernizador del gobierno mexicano –Estados Unidos siempre fue en primer inversionista y socio comercial de México –, Díaz nunca dejo de mostrarse receloso de su participación en las áreas estratégicas de la economía nacional. La política expansionista sostenida años atrás por Estados Unidos –y de la cual México había sido víctima – seguía presente en la memoria colectiva de la nación, y su nueva variante, la invasión pacífica –que suponía un expansionismo de orden económico –, no podía ser adulada.

Por ello desde los albores de su régimen, Díaz fomento la participación de capitales europeos para contrarrestar la influencia que pudieran tener los norteamericanos en los asuntos internos de México.

El marcado favoritismo del gobierno de Díaz hacia el capital británico no fue suficiente para detener la expansión económica norteamericana en México. La inmejorable posición geográfica de Estados Unidos y las presiones que por momentos ejercía el gobierno norteamericano sobre la administración porfirista fueron las condiciones que obligaron a gran bretaña a asumir el papel de segundo socio comercial de México. A pesar de la abierta simpatía que Díaz siempre mostró por el capital europeo, la relación con Estados Unidos era estrecha.

El gobierno mexicano desarrollo una intensa actividad diplomática basada, desde luego en la estrecha cooperación con Estados Unidos. Con Washington se firmaron varios acuerdos. Se creó la comisión mixta de reclamaciones para cuidar los intereses de ambos países, se constituyó también la comisión internacional de límites. Como equilibrio político y económico resultaba imprescindible para México, el gobierno porfirista amplio sus horizontes hasta Europa. Las relaciones comerciales con Francia, España y Alemania alcanzaron un nivel sin precedentes. Inglaterra, por su parte, se convirtió en el contrapeso ideal en áreas estratégicas como la minería, los ferrocarriles y el petróleo. Porfirio Díaz mandó de embajador al Japón a su propio hijo porque ambos pueblos veían el auge del monstruo del norte como peligroso. (Argumentando cercanía de raza al ser la cultura mexicana y japonesa descendientes de la mongoloide que una rama cruzaría por el estrecho de Bering y serían los antepasados de los aztecas, y diversas etnias amerindias). Incluso en Centroamérica, la diplomacia mexicana actuó con independencia y se opuso a los intentos de Guatemala, auspiciados por Washington, de crear una sola nación con el resto de los países centroamericanos.

Durante los gobiernos de Porfirio Díaz se registraron dos hechos importantes para la administración pública. El primero, al expedirse el 11 de febrero de 1883 el quinto Reglamento Interior del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el segundo, al decretarse la existencia de siete secretarías para el despacho de los asuntos de orden administrativo del gobierno federal, el 13 de mayo de 1891, estableciéndose la Secretaría de Relaciones Exteriores.

De esta manera, también se integró un Reglamento para el cuerpo diplomático, el cual fue la Ley reglamentaria del cuerpo diplomático mexicano de 1888. Es de destacar que don Porfirio Díaz mantuvo una posición firme en asuntos de la política exterior, ya que también desarrolló una postura de acercamiento industrial, comercial, cultural y financiero hacia los países europeos.


DESARROLLO

1. Reunidos en equipo los alumnos analizaran el contenido del material investigado para que identifiquen los grupos sociales y la convivencia entre ellos asi como las circunstancias en que se dieron las relaciones internacionales en la epoca de la colonia y el porfiriato.

La Colonia
Desde inicios de la conquista, la población experimentó un proceso paralelo de disminución de la población indígena y de un crecimiento de los grupos blancos y mestizos.
Algunos de los factores que explican el descenso demográfico de indígenas eran: el exceso de trabajo y los malos tratos a los que eran sometidos, la mala alimentación y las epidemias que los afectaron.

Por otra parte, desde la conquista el mestizaje (mezcla de españoles e indígenas) fue un fenómeno evidente, y el producto de este proceso, los mestizos, constituyeron la base de la población. Además, este grupo reemplazó como mano de obra a la disminuida población indígena. Con respecto a los esclavos negros, estos también fueron internados al país, pero en un número reducido.

En cuanto a la sociedad colonial, esta se caracterizó por ser muy jerarquizada y fue la aristocracia la clase ubicada a la cabeza de esta jerarquía. Este grupo estaba compuesto por españoles y criollos (hijos de españoles nacidos en la Nueva España), tenían en su poder las grandes haciendas y encomiendas y ejercían una gran influencia en los asuntos públicos.

Más abajo venía el sector medio, que estaba formado por españoles llegados después de la conquista. Este grupo incluía, principalmente, artesanos finos, escribientes, mercaderes, mayordomos, todos socialmente subordinados a la aristocracia.
Los indígenas fueron ocupados para el trabajo duro y residían en el campo, donde ni siquiera pudieron mantener su idioma original, ya que los españoles les impusieron el suyo.

La mezcla de razas dio origen a los llamados grupos mezclados y, como sabemos, el más grande de estos era el de los mestizos, que vivían principalmente en las zonas rurales. Por otro lado, estaban los mulatos y los zambos. Los primeros eran hijos de blancos y negros; los zambos eran hijos de negros y aborígenes. Todos estos grupos eran marginados y humillados por la clase más acomodada.


El Porfiriato
A pesar de que en el país existían “orden y progreso”, la desigualdad social era alarmante.


Mientras la mayor parte de la riqueza estaba concentrada en unas cuantas familias, millones de mexicanos vivían en la más absoluta pobreza. La clase media estaba formada por abogados, maestros, pequeños y medianos propietarios, funcionarios menores de gobierno, médicos y otros profesionales que deseaban mejorar social y económicamente.


En 1910, al finalizar el Porfiriato, la población mexicana era de 15 millones de habitantes. Una tercera parte de ella estaba formada por indígenas muy pobres e incultos, habían poco más de 5 millones de mestizos dedicados a muy diversos oficios y el resto eran extranjeros que habían venido a México para trabajar, invertir o simplemente a vivir aquí.


La mayor parte de los mexicanos vivía en las zonas rurales. En las principales ciudades del país se establecieron las familias más poderosas, la clase media y la población rural que había emigrado en busca de mejores condiciones de vida.


En el centro de las ciudades comenzaron a construirse modernas casas y edificios que imitaban los estilos que estaban de moda en Europa y que todavía pueden observarse en las colonias Juárez y Roma, en la Ciudad de México.


En las orillas de las ciudades surgieron los barrios populares plagados de vecindades y comercios. En ellos no existían servicios públicos.


En aquella época el gusto por la moda francesa era sinónimo de buen gusto y elegancia. La ropa, costumbres, música y alimentos de las clases acomodadas tenían una marcada influencia europea.

Por el contrario, el resto de la sociedad conservaba las tradiciones mexicanas y las enriquecía constantemente.


2.- En hojas de rotafolio los alumnos en equipo expondran mediante un cuadro comparativo las relaciones que existireron durante las epocas de la colonia y el porfiriato.
http://www.mediafire.com/?dstp1xlt0xw

3.-En forma individual el alumno registrara por escrito todo lo expuesto en clase por los equipos.



CIRRE
1. Por equipos los alumnos realizaran una revista donde se representen las relaciones y convivencia internacional de los diferentes grupos sociales durante la colonia y el porfiriato.

2.- Características de la revista:
a) Portada
b) Nombre
c) Índice
d) Dirección
e) Contenido diverso
f) Imágenes

2 comentarios:

lhiiZ"!! dijo...

hola!!
esta bien tu blog!!
esta secuencia tiene muchisima informacion=)
suerte!!
liz

Bernardo dijo...

Hola sandy!

Q te digo me gusto mucho tu blog

buena estructura buenos colores al

igual que la combinacion

tiene mucha informacion xD

le faltan videos :P

mui buen trabajo